La cataplexia o cataplejía es, sin duda, una de esas enfermedades poco comunes. Que, sin embargo, hemos escuchado hablar al menos una vez. O quizás no te suena de nada. Pero seguro que podrás recordar al menos una vez donde te hayan nombrado la enfermedad de las emociones. Pero, ¿qué es la cataplexia? Más allá de los distintos nombres por la que podamos conocerla. Esta enfermedad se caracteriza por la pérdida de la fuerza muscular.
Quienes la padecen suelen enfrentarse constantemente a desmayos y caídas. Aunque su inicio es brusco y no suele durar demasiado, lo cierto es que es bastante complicada de prever. Sabemos que, al ser tan peculiar, puede dejar algunas dudas al aire. Sobre todo, a quienes tienen la iniciativa de conocer más acerca de esta enfermedad. Así que, acompáñanos a conocer qué es la cataplexia y otros datos relevantes acerca de la misma.
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¿Qué es la cataplexia?
La cataplexia es una enfermedad en la que se pierde la fuerza muscular del cuerpo. Por lo que es común que provoque caídas o desmayos. Se caracteriza por ser un estado transitorio de debilidad en los músculos, y hace parte de los trastornos del sueño. Ante un ataque de cataplexia, los músculos se debilitan y relajan hasta el punto de provocar accidentes o caídas.
Esta enfermedad se debe a la repentina entrada al llamado sueño paradójico o de movimiento ocular rápido. Al cual también se le conoce como fase REM debido a sus siglas en inglés. Por sus características, podríamos pensar que la narcolepsia, catalepsia y cataplexia son la misma enfermedad.
Lo cierto es que lo único que podrían llegar a compartir en la pérdida del control motor. Pero la catalepsia, por ejemplo, se caracteriza por provocar rigidez, reducción de la sensibilidad al dolor y flexibilidad cerosa. Por tanto, no se deben confundir entre unas y otras.
En el caso de la cataplexia, los síntomas se pueden limitar a suaves relajaciones. De áreas como la mandíbula y rodillas. Pero también puede provocar la parálisis transitoria de todo el cuerpo. Los ataques de cataplexia suelen ser cortos: no duran más de 30 minutos.
Pueden desencadenarse gracias a la aparición de fuertes emociones, tales como el miedo, la ira, la tristeza y la alegría. Cuando la manifestación de estas emociones es fuerte, las personas con cataplexia pueden llegar a debilitarse, caerse e incluso desmayarse.
De ahí que se le mencione como la enfermedad de las emociones.
¿Qué provoca los ataques de cataplexia?
Los ataques de cataplexia se deben a la manifestación de emociones intensas. Por lo general suelen ser emociones agradables, como la alegría, que se manifiesta a través de la risa. Pero también puede desencadenarse por ira o vergüenza, por ejemplo.
No debe existir la posibilidad de confundir la cataplexia con los ataques de sueño que suelen caracterizar la narcolepsia. Mientras que en esta última la persona pierde la consciencia, en la cataplejía se mantiene. Que en algunos casos la comodidad de la posición y la somnolencia provoquen sueño. Es algo completamente ajeno a los síntomas de la enfermedad.
Pese a que no se ha logrado dar con las verdaderas causas de la aparición de esta enfermedad. Se ha conseguido determinar su relación con la hipocreatina. Esta es una sustancia cerebral, la cual se encarga de controlar los procesos del sueño en una situación natural.
Es bastante difícil dar con un diagnóstico específico, así que aún se está investigando sus posibles causas. Pero, se conoce que esta enfermedad puede aparecer de forma independiente a otras enfermedades. De igual manera, puede ser síntoma de otras afecciones. Como la encefalitis paraneoplásica, la enfermedad de Niemann-Pich tipo C o la narcolepsia. Esta última también se relaciona con el déficit de la hormona hipocretina.
Síntomas de la cataplejía
No hay síntoma más visible que el que manifiestan muchos de los pacientes con cataplexia. Este es, la pérdida de la fuerza muscular. Para algunos de ellos, tan solo se presenta como una pequeña debilidad en los músculos. Mientras están aquellos que pierden total control de su cuerpo. Por lo que se ven envueltos en accidentes, caídas y desmayos repentinos.
Algunas veces, los síntomas son un poco más silenciosos. Hay pacientes cuya cataplejía solo llega a provocar la caída de uno o ambos párpados. También la abertura de la boca. Por muy pequeños que parezcan los síntomas, siempre es adecuado acudir con un especialista para el temprano diagnóstico y tratamiento.
¿Qué relación tiene con la narcolepsia?
La cataplexia es una afección neurológica que no cuenta con cura y se halla estrechamente relacionada con la narcolepsia. Esta, por su parte, suele afectar al 1% de la población a nivel mundial. Y suele provocar repentinos ataques de sueño o incontrolables ganas de ir a dormir. La mayoría de los casos tienen algún factor hereditario como una de las principales causas de su aparición.
La cataplejía suele deberse a la deficiencia de la sustancia cerebral llamada hipocretina. Esa que también suele estar asociada a la narcolepsia. Sin embargo, es importante recordar que ambos trastornos se diferencian entre sí pese a compartir su posible causa. Una persona con cataplexia puede mantener su consciencia activa, mientras que quien padece narcolepsia no.
¿Cómo se trata?
Al igual que con la narcolepsia, hay que estar conscientes de que esta enfermedad no tiene cura. Y debe tratarse, principalmente, con fármacos. Uno de los tratamientos más habituales es el oxibato de sodio. Un medicamento que sirve para disminuir la somnolencia en horarios diurnos.
Otros de los medicamentos que suelen usarse son los antidepresivos y estimulantes. Pero es importante que cada persona que padece cataplejía pueda lograr identificar los síntomas más habituales. De esta manera, puede prever cómo reaccionar ante un posible ataque catapléxico y tomar las precauciones necesarias.
Uno de los escenarios que quizás suelen preocupar más a quienes padecen esta enfermedad, es la conducción. Si se toman estas precauciones, es posible evitar accidentes. Otra posible solución es la implementación de hábitos o rutinas que le ayuden a conciliar el sueño por las noches. También es favorable planificar una que otra siesta de día.
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